Rata de alcantarilla

(Rattus norvegicus)

Biología:

La rata de alcantarilla es la especie más común con la que nos encontramos y su nombre común refleja su predilección por el agua. Se las puede encontrar en tumbas, ríos, canales o arroyos. Desde allí llegan al sistema de canalización y acceden de ese modo al entorno inmediato donde habita el ser humano. También aparece en lugares secos como vertederos, establos de ganado o almacenes de cereales. Estos animales son de apariencia compacta y fornida y pueden llegar a medir hasta 26 cm de longitud. La cola, de hasta 20 cm, es siempre más corta que el cuerpo. Es un animal tosco con una musculatura poco pronunciada en relación con su grosor y longitud. Cuando corre básicamente lo hace arrastrándose por lo que deja sobre el polvo, la arena, el barro o la nieve un rastro evidente de su desplazamiento entre sus pisadas. Su pellejo es de gris oscuro a marrón rojizo en el lomo y en el abdomen de gris claro a blanquecino. Se reproducen durante todo el año y tienen cada año de dos a tres camadas de 8 crías de media cada una. La rata de alcantarilla vive en manadas y se la conoce por su inteligencia y desconfianza.

 

 

Daños:

La rata de alcantarilla es omnívora y provoca daños comiéndose los alimentos y el pienso y contaminándolos con sus heces y orina. Además, por su actividad roedora causa graves daños materiales. Por último, las ratas tienen una importancia destacada por la transmisión a seres humanos y animales domésticos de enfermedades tan temidas como la peste, el cólera, la triquinosis, la fiebre aftosa, etc.