Hormiga faraón

(Monomorium pharaonis)

Biología:

Las hormigas faraón pertenecen a la familia de los mirmicinos (Myrmicinae), que presentan dos segmentos aislados llamados peciolo y pospeciolo entre la parte central del cuerpo y el abdomen. Las obreras tienen un tamaño entre 1,5-2,5 mm y son de color amarillo ámbar con punta abdominal oscura. Debido al pequeño tamaño de las obreras, una plaga de estas hormigas se detecta normalmente solo cuando los miembros de la colonia aparecen en masa.

Esta especie originaria de los trópicos y subtrópicos siente predilección por el calor (temperatura media superior a 26 °C) y, por consiguiente, solo aparece en nuestras latitudes en edificios bien calefactados, por ejemplo en hospitales, hornos, grandes cocinas y piscinas cubiertas, entre otros lugares.

Las colonias de la hormiga faraón pueden llegar a ser muy grandes y tienen habitualmente varias reinas. La ubicación oculta de los hormigueros y la creación de nidos secundarios (sociotomía) en la mampostería hace que su erradicación sea de máxima dificultad.

Daños:

Las hormigas faraón se alimentan principalmente de comida rica en proteínas como carne, huevos, queso o sangre, pero también de alimentos dulces. Al margen de su actividad como insectos molestos, son conocidas en hospitales y residencias de ancianos como transmisoras de patógenos como salmonelas, estreptococos y estafilococos , ya que debido a su pequeño tamaño pueden penetrar en aparatos médicos, envases estériles e incluso en apósitos.

Sus pequeñas dimensiones les permiten también infestar aparatos eléctricos como ordenadores, etc., en busca de lugares cálidos, con lo cual pueden provocar incendios de cables y daños económicos de proporciones considerables.